El
Camín Real de La Mesa, «autopista» de entrada a Asturias de romanos
y musulmanes, se transforma en una apuesta por la llegada de las
«legiones turísticas»
Dolia, E.LAGAR
En el otoño de 1986 el general paquistaní Akram, que había sido
embajador en España en los años setenta, visitó Asturias. Cumplía
el encargo de su Gobierno de escribir una obra sobre la expansión
del Islam y precisamente por ello quería visitar un paraje determinante
para su investigación. Era un lugar donde, a su entender, cambió
la historia de España y, por ende, la del emirato cordobés que dominaba
la Península. Por ello se trasladó a Los Lodos, lugar del concejo
de Grado al que se accede en coche desde el alto de la Cabruñana.
Se llega por una carretera que va acompañando, y a veces se superpone,
al trazado del antiguo Camín Real de La Mesa, la ruta que arranca
en el puerto somedano del mismo nombre, en el límite con la Babia
leonesa, y va internándose hacia el centro de Asturias por lo alto
de una serie de cordales encadenados sin apenas diferencias de nivel.
Su importancia estratégica y militar es esencial en la historia
asturiana: por allí entraron la legiones romanas en su conquista
transmontana. Y también fue el camino que tomó en el año 794 el
general musulmán Abd el-Malik para saquear Oviedo. Después volvió
por donde había entrado y así encontró su perdición. En el lugar
de Lutos –Los Lodos– fue emboscado y derrotado por las tropas del
rey Alfonso II el Casto. Allí, a los pies del camín de La Mesa,
se consolidó el reino asturiano. El viento de la historia cambiaba
de dirección. Y el insigne visitante lo sabía:
–¡Qué lastima!, exclamó el general Akram tras visitar Los Lodos.
¡Qué lastima que Abd el-Malik no hubiese derrotado aquí al rey Alfonso
pues así esto ahora sería nuestro!, añadió.
Esta anécdota, referida por el historiador Juan Uría Maqua, que
acompañó al general en su visita, aparece en el libro «De Babia
a Pravia», escrito por el montañero José Enrique Menéndez y refleja
no sólo la huella histórica que causó al militar paquistaní su excursión
a Los Lodos por el Camín Real sino también la grata impresión que
debió dejarle su recorrido por un itinerario donde el paisaje convierte
a Asturias en vergel delicioso, apetecible para conquistas y sometimientos.
Hoy, doce siglos después de aquella batalla, y más de veinte de
la entrada de las legiones romanas en Asturias, el Camín Real sigue
manteniendo su importancia estratégica pues se ha convertido en
el emblema para del desarrollo de los concejos de la zona en este
siglo XXI. El grupo de desarrollo rural Camín Real de La Mesa integra
a los municipios de Las Regueras, Candamo, Grado, Yernes y Tameza,
Santo Adriano, Proaza, Quirós, Teverga, Belmonte y Somiedo. Todos
ellos impulsan el denominado Parque Cultural Camín Real de La Mesa,
con el que se pretende revalorizar su patrimonio con distintos proyectos
en cada municipio pero manteniendo como vertebral la recuperación
de la caminería de la ruta principal de La Mesa y de sus ramales
secundarios. En este año, y con una inversión de un millón de euros
financiados por el plan de desarrollo rural «Proder II», se acomete
la mejora de 149 kilómetros de rutas, que se organizarán en seis
recorridos, cada uno con un contenido temático.
La iniciativa privada ya se está sumando a este resurgir de una
vía antaño ocupada por invasores y arrieros y que se promociona
ahora para atraer «legiones» de turistas. En el pueblo belmontino
de Dolia, el único enclavado justo en mitad de esta senda
milenaria, ya está en marcha un proyecto de recuperación de una
decena de inmuebles con destino al turismo rural. Enrique Ronderos,
un bancario de Grado, es el impulsor de esta iniciativa con la que
pretende revitalizar una aldea que se fue despoblando en los últimos
años.
En una primera fase restaurará como alojamiento dos casas y dos
antiguas cuadras-pajar, además de un abrir un restaurante en la
casa ubicada a la entrada del pueblo. Ronderos está cargado
de proyectos. No sólo muestra una decidida voluntad de completar
la restauración de la decena de inmuebles que ya ha adquirido, también
se propone completar este núcleo de turismo con la construcción
de unas termas romanas siguiendo tal cual las técnicas constructivas
de los antiguos romanos.
El Camín Real de La Mesa, que marcó la historia de Asturias, vuelven
a ser elemento capital en el futuro de una comarca a la que vertebra,
es su columna vertebral. Y Dolia, cuyos vecinos quedaron exentos
en el año 1721 de pagar contribución al monasterio de Belmonte a
cambio de que dieran «posada, sal lumbre y agua a los pasajeros
que transitan por La Mesa», se prepara para recuperar su esencia
hospitalaria.